El 16 de enero, amantes de la gastronomía de todo el mundo celebran una de las tapas más icónicas de España: la croqueta. Este 2025 marca un hito importante, pues se cumplen diez años desde la creación del Día Internacional de la Croqueta, una iniciativa que ha logrado trascender fronteras y convertir a este pequeño bocado en un símbolo de la cultura culinaria española.
La idea de celebrar un día dedicado a la croqueta nació en 2015 de la mente de Cristina Barbero, periodista y apasionada de la gastronomía que dirige la agencia de comunicación “Ideas Bien Contadas”, miembro de MEG y responsable de la comunicación y RRSS de la asociación. Con el objetivo de impulsar un restaurante madrileño especializado en croquetas, Barbero lanzó una campaña de marketing que superó todas las expectativas y se convirtió en un fenómeno viral.
Aunque la celebración del Día Internacional de la Croqueta es relativamente reciente, las croquetas tienen una larga historia. Sus orígenes se remontan al siglo XIX, cuando un cocinero francés creó una receta similar para un banquete. Desde entonces, las croquetas han evolucionado y se han adaptado a los gustos y costumbres de cada región, convirtiéndose en un plato versátil y amado por todos.
En estos diez años, el Día Internacional de la Croqueta ha trascendido fronteras y se ha convertido en una celebración global. Cada 16 de enero, restaurantes, bares y hogares de todo el mundo se unen para rendir homenaje a este delicioso bocado. Desde España hasta Latinoamérica, pasando por Estados Unidos y Asia, las croquetas se han convertido en un embajador de la gastronomía española.
Cada año, nuevos chefs y restaurantes se suman a la celebración, creando recetas innovadoras y sorprendentes. Además, la creciente conciencia sobre la sostenibilidad y la alimentación saludable está impulsando el desarrollo de croquetas elaboradas con ingredientes de proximidad y técnicas culinarias más saludables.
En definitiva, el Día Internacional de la Croqueta es mucho más que una simple celebración gastronómica. Es un movimiento que ha logrado unir a personas de todas las edades y culturas en torno a un mismo objetivo: disfrutar de un buen plato de croquetas. Y gracias a la visión y el esfuerzo de Cristina Barbero, este legado perdurará por muchos años más.